Breves escritos

Nació con una extraña forma de ver el mundo.
Aprendió a utilizar el lápiz y lo básico de escritura; para cuando beber de la botella era un hábito, supo cómo destilar de las malas rachas algo embriagante y bello.

F.D. Santos
Nació en julio de 1994, a las pocas horas de vida obtuvo su primera cicatriz justo en la cabeza. No tuvo la peor de las infancias, fue muy curioso y apartado de las personas.
No creció en un mismo hogar, cada cierto tiempo él y su familia se mudaban de casa.
Entre los cuatro y los cinco años recitó su primera poesía para el prescolar, su primer acercamiento en la rama literaria. Entre los nueve y los once años escribía cartas infantiles de amores y sueños, aunque lo único que leía fueron los libros escolares.
En la época de la secundaria aprendía de su persona, tuvo varios cambios psicológicos, amigos que se fueron y se mudó del pueblito a la ciudad un par de años, en ese momento perdió el interés por seguir con los estudios y comenzó a trabajar.

A los dieciséis años tuvo su primer empleo formal, aprendió qué es ser independiente. Volvió a construir amistades que se fueron. Jamás pensó que el tiempo le regalaría otras mejores. A los diecisiete años comenzó a escribir de nuevo, después de que un extraño se acercara y le dijera: «La vida es bonita cuando haces lo que a ti te gusta», o algo así. Entonces, ahí es donde comenzó.